Cuándo el compromiso pesa más que los rumores
Por Marco Antonio Aguilar
Las celebraciones de la vida deberían pertenecer a quienes las viven y no convertirse en espectáculo. Sin embargo, en tiempos donde cada aspecto de la vida de un servidor público está bajo escrutinio, parece que no se puede celebrar sin ser cuestionado. Esta semana, la atención se ha volcado en la reciente boda de Daniel Sibaja, secretario de Movilidad del Estado de México, con supuestas cifras que buscan convertir un evento personal en escándalo.
Daniel Sibaja, cuya labor ha estado marcada por un compromiso claro con la transparencia, se encuentra ahora en el centro de una narrativa que no responde a su trabajo, sino a su vida privada. Un servidor público merece también el derecho de disfrutar los momentos importantes, como cualquier otra persona, sin necesidad de justificar o desmentir supuestos excesos. Detrás de cada servidor público hay una persona que, como todos, encuentra en estos momentos de celebración un espacio de unión y de alegría.
Quienes han trabajado de cerca con él, y en particular nuestra Gobernadora Delfina Gómez, saben del compromiso y la lealtad con la que Sibaja se conduce en su vida pública. Él ha demostrado, en cada paso de su gestión, que sus principios están alineados con los valores de honestidad y responsabilidad que la Gobernadora fomenta y promueve.
Al mismo tiempo, es necesario recordar que el servicio público no se mide por los eventos privados, sino por la gestión y el compromiso con la ciudadanía. A lo largo de su carrera, Sibaja ha sido un funcionario que ha centrado su energía en combatir la corrupción en el sistema de movilidad y ha trabajado de la mano con la Gobernadora para fortalecer los valores de responsabilidad y transparencia.
El enfoque, sin duda, debería seguir estando en su desempeño como secretario de Movilidad y en los esfuerzos por mejorar la movilidad en el Estado de México. No es un festejo lo que define a un funcionario, sino su compromiso y su entrega. Los rumores pueden ir y venir, pero al final, lo que realmente queda es el servicio.