14 noviembre, 2024

Entre la Fragilidad y el Poder: Un Llamado a los Gobernantes

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por Marco Antonio Aguilar

En la vida cotidiana, a menudo nos encontramos persiguiendo logros y recompensas materiales. No es que esté mal querer mejorar; al contrario, es válido y necesario. Pero, ¿qué pasa cuando olvidamos lo frágiles que somos? Nuestra existencia es efímera, como lo menciona la Biblia, una bruma que puede desvanecerse en cualquier momento.

Recientemente, experimenté algo que no le deseo a nadie. Mi hija Mariana fue sometida a una operación de emergencia, y seguimos esperando los resultados de los análisis para estar completamente tranquilos. Esta situación me hizo ver lo vulnerables que somos y cuán rápido puede cambiar todo, sin importar la edad o las circunstancias.

Este evento me llevó a reflexionar sobre la importancia de ser amables y empáticos con quienes nos rodean. En medio de nuestras ocupaciones diarias, es fácil perder de vista lo esencial: cuidar de los demás y apreciar el tiempo que compartimos con nuestros seres queridos. La vida es corta, y debemos esforzarnos por hacer el bien y apoyar a los demás siempre que podamos.

Esto me hace pensar en los presidentes municipales que, en lugar de centrarse en el bienestar de la población, parecen estar más interesados en aprovechar los últimos meses de su mandato para beneficio personal. Algunos tienen otros tres años para corregir el rumbo, pero muchos están en su recta final con tan solo cinco meses por delante.

A estos políticos, les diría que todavía tienen la oportunidad de hacer una diferencia significativa. Pueden elegir ser recordados como líderes que trabajaron honestamente y con dedicación hasta el último momento, o como aquellos que solo buscaron su propio beneficio. Al final, lo que realmente importa es cómo se comportan y qué legado dejan.

Entonces, a todos los líderes y funcionarios públicos les hago un llamado: miren en el espejo y pregúntense cómo quieren ser recordados. No desperdicien la oportunidad de hacer el bien, de ser un faro de esperanza y responsabilidad en estos tiempos inciertos. Porque cuando todo haya terminado y se haya disipado la bruma de sus cargos, lo único que perdurará será el impacto que tuvieron en la vida de las personas. Que su legado no sea el de una oportunidad desperdiciada, sino el de un camino bien trazado, donde cada decisión refleje el verdadero propósito del servicio público: el bienestar de todos.

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