De cambios y retos: los nuevos rostros de los ayuntamientos mexiquenses
Por Marco Antonio Aguilar
Es hora de desempolvar las sillas y ajustar las corbatas, los ayuntamientos mexiquenses están a punto de cambiar de timón. El cambio se formaliza el primero de enero, pero las tomas de protesta serán a finales de este año, marcando el inicio de una nueva era. El profesionalismo debe ser la base que guíe a los nuevos presidentes municipales mientras buscan a los perfiles más idóneos para ocupar los cargos de primer nivel. No se trata solo de llenar una silla, sino de asegurarse de que quienes se sienten en ellas sean amables y de buen trato, porque la ciudadanía merece, mínimo, una sonrisa al hacer sus trámites.
La experiencia es un ingrediente indispensable en esta receta de gobernanza, pero la educación de los futuros servidores públicos es el sazón que no puede faltar. Una administración de tres años pasa volando, casi como un suspiro. No hay tiempo para experimentos ni para que los funcionarios designados pasen un año aprendiendo, otro medio trabajando y otro más para irse.
Incluso aquellos que repiten en el cargo tienen una oportunidad valiosa para hacer ajustes en sus equipos. Esta es su chance para corregir el rumbo, afinar detalles y consolidar un equipo que realmente haga la diferencia. La continuidad puede ser una ventaja siempre y cuando se tomen las decisiones correctas y se eviten los errores del pasado.
Los presidentes municipales deben hacer una selección que combine la sabiduría del pasado con la frescura del presente. En pocas palabras, ¡a cuidar bien a quien ponen! Como dicen por ahí, más vale prevenir que lamentar. Al final del día, no queremos que estos tres años sean una prueba y error, sino un camino hacia la eficiencia y el buen trato.
A los nuevos funcionarios les toca no solo administrar, sino también inspirar confianza y demostrar que el servicio público puede ser sinónimo de calidad y calidez. Porque en el ajedrez de la política municipal, cada pieza cuenta y cada movimiento puede definir el rumbo de la comunidad.